jueves, 5 de enero de 2017

De Puntofijo a Tinajero

10 mayo 2006

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Reflexiones de Tinajero



Rafael Caldera // Reflexiones de Tinajero






Venezuela y la CAN

En la sucesión de ideas que se le ocurren al Presidente con el solo
fin de fortalecer su poder personal y de hacerse líder mundial, estuvo
la decisión de retirarse de la Comunidad Andina y de anunciar que la
misma está herida de muerte.

Venezuela es un país andino y la unión con los otros países de los
Andes no es casual ni capricho de los gobernantes, sino imposición de
la naturaleza. Bolívar tuvo la idea de que un grupo andino apareciera
desde sus primeras acciones en Guayana, en las cuales se obtuvo la
victoriosa campaña de liberación de Bogotá. Surgió la Gran Colombia
como una necesidad y, el error que se ha achacado a los que no
compartieron las ideas del Libertador, fue el de disolver la unión. Y
en cuanto a Ecuador, su carta a Juan José Flores un poco antes de
morir, demuestra la voluntad que Bolívar tenía de sumar el antiguo
Reino de Quito a la organización de una unidad política poderosa.
Pasaron muchos años para tratar de reconstruir esa unidad. Pero el
Grupo Andino resultó una organización técnicamente concebida y
eficientemente manejada. Especialmente, el intercambio comercial entre
Venezuela y Colombia llegó a límites no esperados. El aumento del
comercio presentó un beneficio, principalmente para nuestro país.
Anunciar esta separación de Venezuela del Grupo Andino es desconocer
su importancia para nosotros. Es una entidad capaz de impulsar a los
países latinoamericanos hacia la unidad, como estuvo en el pensamiento
de Bolívar.

El éxito de la unión andina fue la experiencia que impulsó a la
creación de Mercosur, que buscaba coordinar las actividades de Brasil
y Argentina y establecer elementos que le dieran garantía de
supervivencia a los dos pequeños del área: Uruguay y Paraguay.

El camino estaba abierto. La relación con otros países debía llevar
a un entendimiento cada vez más sólido entre el grupo andino y
Mercosur. Y nuestro entendimiento con el presidente del Brasil y el
interés común es de gran importancia, porque en la relación entre
Venezuela y Brasil se vio claro un camino de crecimiento y
fortalecimiento. Un acuerdo más fuerte y sólido entre el Grupo Andino
y Mercosur era la orientación correcta para la unidad regional. Tomar
cada país por su cuenta el camino que le parezca es un error que nos
duele y que estamos seguros que no prevalecerá.

Ya han surgido las dificultades por la ruptura de la unión entre
Venezuela y Colombia lograda a través del grupo andino. El presidente
de Colombia lo ha entendido bien y por eso, si se le achaca la
responsabilidad de la separación de Venezuela por ultimar un tratado
con Estados Unidos, están patentes otros casos de éxito (por ejemplo,
la experiencia de Brasil con Mercosur).

El actual Gobierno de Venezuela se llama bolivariano y es seguido por
la figura del Libertador como bandera, pero toma medidas que nada
tienen que ver con el pensamiento bolivariano. La separación del Grupo
Andino es antibolivariana. Menos mal que está previsto en los
estatutos de la Comunidad un lapso de cinco años para que subsistan
los compromisos. Esperamos que estos cinco años sirvan para una
meditación profunda, y que los propósitos integracionistas que tanto
proclama el presidente Chávez se orienten debidamente, tomando como
base lo que está pactado por la naturaleza.

De Puntofijo a Tinajero


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Rafael Caldera // Reflexiones de Tinajero
  DIARIO
miércoles 15 de febrero de 2006  12:00 AM
Observación internacional

La lucha por la democracia es un esfuerzo de todos los países. Para asegurar que las elecciones dejen plena libertad a los votantes de escoger el candidato de sus preferencias y le den la seguridad de que su voto no será alterado, se ha introducido la costumbre de invitar para los procesos a observadores internacionales, que vienen en situaciones respetables por sus antecedentes y por sus características. 

El sistema electoral venezolano ha funcionado invitando a observadores, pero pareciera que todo lo que se busca con estos observadores es que le den confianza a los resultados, pero los organizadores del proceso no se creen obligados a cumplir las reglas que garanticen la transparencia y la rectitud del proceso electoral. Los señores del CNE y del Gobierno han considerado que los observadores se deben limitar a decir que se hizo la convocatoria, que se contaron los votos y tuvieron el resultado que se anuncia. Pero esto no es suficiente; esos observadores están obligados por su propia responsabilidad a señalar los aspectos que sean más importantes en el proceso. Por esto, los observadores enviados por la Organización de Estados Americanos a Venezuela se sintieron obligados a hacer constar el elevadísimo nivel de abstención que hubo en las elecciones, como es necesario reconocer la verdad, si esta abstención electoral fue voluntaria, y estuvo fundada en la falta de confianza de los electores por el proceso electoral. El Gobierno, sin embargo, consideró una ofensa el haber planteado en una reunión del Consejo de la Organización para los Estados Americanos, el hecho de la abstención como consecuencia de la falta de confianza de los electores en esas autoridades actuales. Plantearon otras observaciones más de verdadera importancia, pero esta fue la fundamental. Y el Gobierno consideró una ofensa y una maniobra malintencionada el hecho de haber planteado en el Consejo de la Organización el informe de la abstención. Los observadores con su informe, lo que estaban eran cumpliendo con su obligación. Si se invita a un observador es con el objeto de que después justifique todos los aspectos del proceso. Los observadores enviados por la OEA justificaron el proceso, pero no pudieron menos que señalar el hecho tan relevante de la abstención, en la cual la inmensa mayoría de los venezolanos se negó a votar, a pesar de la presión y las maniobras del Gobierno para tratar de aumentar la concurrencia. ¿Qué pasará con las elecciones presidenciales de diciembre? Es posible que no se invite a los observadores, porque los consideren un instrumento peligroso. La cuestión está planteada, pero está planteada sobre todo como una cuestión fundamental. Se va a dirimir la controversia sobre el papel de los observadores electorales. ¿Van a ser unos mirones que pongan su firma en lo que los que los han invitado les señalen? ¿O se va a traer observadores con autoridad moral y jurídica para hacer las observaciones que consideren indispensables? Lo cierto del caso es que la reunión del Consejo de la OEA pone muy en duda la validez del proceso del cual salió la actual Asamblea Nacional. El que lea el Informe de la OEA llegará a la conclusión de que la legitimidad de la Asamblea electa no existe y que tienen razón los ciudadanos que se negaron a concurrir a emitir votos espurios, ilegítimos.